
En el post de hoy toca una técnica, porque quiero ir proporcionándote herramientas que te ayuden a practicar el bonito arte de resolver problemas. Soy muy fan de la visualización de las ideas, una de las cosas que más me ayuda cuando me enfrento a un problema es aterrizarlo sobre un papel para tratar de descomponerlo. ¿Por qué?, pues porque tengo la mente tirando a dispersa, así que me ayuda mucho visualizar los problemas, esto me permite analizarlos, desestructurarlos y también me facilita conectar ideas para poder construir soluciones (a mí y a todo el mundo). Plasmar las ideas en papel para trabajar en ellas es un recurso bueno, bonito y barato, así que quiero invitarte a que tú también lo practiques.
A veces los problemas están compuestos por tantas variables que yo personalmente me quedo en la duda de si estoy analizando el problema central o si en realidad es otro que está escondido entre tanto caos. Bernard Roth (2017), plantea una técnica para tratar de averiguar esto, lo que propone es cambiar de nivel los problemas para así determinar cuál es el verdadero problema que tenemos que resolver. La técnica es útil en este sentido, pero a mí me gusta sobre todo para tratar de estimular al cerebro en la generación de más alternativas de solución al problema.
Lo que Roth (2017) plantea es que a veces cuando no logras encontrar la solución a un problema o te estás cuestionando si verdaderamente lo que tú crees que es el problema lo es, resulta útil preguntarse ¿qué pasaría si el problema estuviera resuelto?, la respuesta a esta pregunta sería el nuevo problema con el que podríamos explorar nuevas soluciones.
Te voy a poner un ejemplo para que lo entiendas, se trata de un ejercicio sencillo para que comprendas el mecanismo, no es un caso real súper enrevesado, es sólo un ejemplo para que después puedas aplicar la técnica a lo que tú quieras.
Tenemos a Sara, una joven que hace poco ha terminado la carrera de diseño gráfico y quiere encontrar un empleo. Si le preguntas a Sara «¿qué problema tienes?», ella te responde «mi problema es que no consigo un empleo», qué es una de sus mayores preocupaciones actualmente. Ante esta respuesta podríamos plantearle a Sara algunas alternativas para tratar de conseguir un empleo:
- podrías dejar tu currículum en diferentes empresas que puedan necesitar servicios de diseño gráfico,
- podrías dejar tu currículum en agencias de colocación,
- podrías seguir formándote para tener un currículum más competitivo,
- o podrías buscar unas prácticas en empresa para adquirir más experiencia y empezar a hacer más contactos a nivel profesional.

Bueno, nos han salido unas cuantas soluciones al problema, pero resulta que la chica ya las ha probado todas y ninguna le ha funcionado. ¿Qué hacemos ahora?, pues vamos a abrir un poco más el punto de mira cambiando de nivel el problema, para saber si el problema que estamos analizando es el correcto, pero también para ampliar la gama de soluciones que podemos ofrecer. Entonces le preguntamos a Sara ¿qué pasaría si tu problema estuviese solucionado?, y ella podría decirnos, «si tuviese un empleo, conseguiría dinero», porque la prioridad de Sara es comprarse un coche de segunda mano, cosa que entre otras cuestiones, mejoraría sus posibilidades de encontrar un empleo (la pescadilla que se muerde la cola). ¿Qué hacemos ahora con esta respuesta?, pues la convertimos en una afirmación que constituirá el nuevo problema, pasamos de «mi problema es que no consigo un empleo» a «mi problema es que no consigo dinero».

Entonces con esta nueva respuesta volvemos a empezar, nos planteamos ahora cómo podemos solucionar este problema y generamos nuevas alternativas de solución. ¿Cómo podría Sara conseguir dinero?, si se percibe el problema como «necesito conseguir dinero», el abanico de soluciones se abre, me surgen nuevas alternativas con las que se podría tratar de resolver el problema o por lo menos contribuir poco a poco a su solución. Algunas de las soluciones posibles a este nuevo problema de nuestra protagonista serían:
- podría vender cosas a las que ya no da uso a través de aplicaciones de compra venta de objetos de segunda mano en internet,
- podría tratar de crear o producir algo en base a sus habilidades que pudiese vender de manera informal en rastros o mercadillos (láminas ilustradas, costura, pintura, reciclaje de objetos, u otras habilidades creativas),
- podría informarse para saber si tiene derecho a alguna subvención para iniciar un emprendimiento de manera más formal,
- o podría pedir un préstamo familiar a devolver cuando consiga un empleo.

Como puedes ver, con esta nueva pregunta el abanico de opciones se ha ampliado un poco más. Hemos logrado abrir nuestra mirada y acceder a otro tipo de soluciones que quizás en un principio no habríamos tenido en cuenta.
Es importante saber qué cuestión es la que entiende la persona que solucionaría su problema, porque para otra persona quizás las soluciones más adecuadas podrían ser otras. Para alguien que no tenga una necesidad económica muy acuciante, a la pregunta ¿qué pasaría si tuvieses un empleo? podría responder, «si tuviese un empleo saldría todos los días de casa y me relacionaría con otras personas». Quizás esta persona tiene otro tipo de carencias más relacionadas con la falta de actividad en su vida diaria, la soledad, el aislamiento o incluso puede tener ciertas dificultades para relacionarse con los demás. Aquí hemos subido de nivel y el problema cambia, ahora el problema que tenemos que solucionar es «conseguir salir de casa y relacionarme con otras personas», lo que abre un abanico distinto de posibles soluciones a las que propusimos con el problema inicial «conseguir un empleo».

Cambiar de nivel el problema nos permite reencauzar la mirada y generar soluciones diferentes. Visualizarlo además nos estimula a generar más alternativas, las ideas llaman a las ideas y cuando empezamos a proponer opciones la mente se pone en marcha y empieza a hacer conexiones, surgiendo nuevas alternativas que en un principio quizás no te habrías planteado si simplemente te hubieras parado a pensar sin tratar de visualizar dotándote de un simple lápiz y un papel.
Termino aquí, espero que esta técnica te haya resultado útil, la idea es que te animes a visualizar los problemas para trabajar en ellos, para analizarlos, explorarlos y generar más y mejores soluciones. Nos vemos en el próximo post o en los comentarios si te animas, que yo siempre ando por aquí :))))))))))))))
Referencias bibliográficas:
Roth, B. (2017). El hábito del logro. Barcelona, España: Conecta.