Soy una gran buscadora de la felicidad, porque en un momento de mi vida se fue por la ventana y tuve que salir a volverla a buscar. Lo que ocurre es que pasa algo en tu vida que la descoloca, tocas el fondo y no te queda otra que aventurarte a buscar cosas que te puedan sacar de ahí. Si inicias este camino y decides de verdad mirar hacia dentro, en el trayecto descubres un montón de cosas sobre ti y sobre lo que te está impidiendo tocar la felicidad con la puntita de los dedos.
De lo que no me había dado cuenta en aquel momento en el que toqué fondo, es de que en realidad era infeliz porque quería, porque la felicidad siempre había estado a mi alcance y en en muchas partes, pero por diferentes razones me costaba acceder a ella. Una de las razones por las que nos cuesta encontrarla es porque tenemos que convertirnos en exploradores/as de las posibilidades que hay a nuestro alrededor y no todo el mundo está dispuesto a iniciar esa búsqueda. A muchas personas les cuesta empezar a probar, a experimentar, a buscar, a perder su tiempo, a salir de lo conocido y cómodo para probar algo nuevo. Les frena la posibilidad de equivocarse, hacer el “ridículo” o incluso llevarse una decepción. Sí, puede pasar todo eso, en realidad creo que es parte del proceso darse tortas por el camino, pero lo que hay que tener en cuenta también es que puedes hacer grandes descubrimientos y encontrar cosas nuevas que te llenen, te inspiren y te aporten.
Te animo a que busques cuantas más fuentes de felicidad porque much@s caemos en el error de poner nuestra alegría en un solo lugar, de hacer el centro de nuestras chispitas de la felicidad a una persona o a una única actividad. No puedes poner todos los huevos en la misma cesta, porque si la cesta desaparece por alguna razón o empieza a ser menos accesible, se va con ella tu felicidad. No puedes centrar toda tu alegría en una pareja, en tus hijos, en un trabajo. Tu vida tiene que ser una fuente de felicidad, de esas que tienen muchos chorritos, de esas que están nutridas por un hermoso manantial.
Así que para animarte a buscar esas fuentes de la felicidad te voy a hablar de algunas de las razones por las que no te estás atreviendo a hacer esa interesante búsqueda de lo que te aporta felicidad. Y al mismo tiempo, te voy a dejar unas cuantas preguntas que quizás te ayuden a identificar sitios en los que puedes mirar en busca de esa felicidad.
Pues empezamos por el miedo al error, a equivocarse o a hacerlo mal. Muchas personas tienen una necesidad muy grande de perfección, así que no se permiten cometer equivocaciones o fallar porque les frustra mucho, aunque no sean muy conscientes de ello, dentro de ellas esto supone ser menos válido, quedarse por debajo en una especie de medida imaginaria de lo que es ser perfecto y suficientemente bueno (Spoiler: es posible que de pequeñ@ tus padres fuesen muy exigentes, que te corrigiesen mucho o nada fuese lo suficientemente bueno para ellos, o quizás siempre había una manera mejor de comportarse o de hacer las cosas que tú no lograbas cumplir. Puede ser por este motivo u otros parecidos, pero la necesidad de querer hacer o ser perfecto ahí se queda acompañándote en la vida adulta, que guay).
El perfeccionismo es un putadón porque te impide hacer cosas por miedo a que no queden lo suficientemente bien. Por ejemplo, a mí me costó mucho empezar en Instagram porque quería que las fotos y las publicaciones fueran perfectas, que todo el mundo dijera lo bonitas que eran y que nadie pudiese criticarlas. Tremenda tontería, la perfección es algo totalmente subjetivo, lo que para ti es perfecto para otra persona puede ser un desastre total y qué pasa, absolutamente nada, en la diversidad está el encanto de la vida, si todo siguiera los mismos parámetros todo a nuestro alrededor sería uniforme y aburrido. Cuando intentas buscar constantemente la perfección esta te paraliza y al final desistes de hacer cosas que en realidad te haría ilusión hacer, por si no lo haces lo suficientemente bien, por ejemplo, presentarte a un concurso de dibujo, crear un perfil en redes para hablar de algo que te interesa o apuntarte a clases de baile. Con el tiempo he aprendido que es mejor hacer, que arrepentirse por no hacer, y que la mayoría de las veces merece la pena intentar, equivocarse o fracasar en el camino porque siempre se llega a un lugar mejor y se aprende muchísimo en el proceso. Querer alcanzar la perfección es intentar hacer una prueba de salto de altura en la que cada vez que tomas impulso y estás a punto de saltar, alguien sube el listón un poquito más arriba, así que por más que lo intentas nunca llegas. Esa es la sensación que tenías de niñ@, la de esforzarte con todas tus fuerzas por lograr una aprobación que raramente conseguías y esa sensación se quedó contigo “no lo logro, no lo consigo, no soy lo que me piden”. Es simplemente un patrón mental que guía tú comportamiento, así que suelta, relájate y si no está perfecto no pasa nada, disfruta el proceso y aprende.
Ahora te voy a hacer una pregunta para ver si te lleva a algún lugar:
Otra de las cosas que te pueden estar impidiendo dar pasos en tu vida o probar cosas nuevas es la excesiva necesidad de control, de saber con exactitud qué es lo que va a pasar antes de aventurarse a hacer algo (Spoiler: esto también viene de la infancia, de si viviste en un entorno familiar en el que necesitabas tratar de controlar las reacciones de otra persona o lo que podía suceder a tu alrededor, quizás si no te comportabas de una determinada manera o decías algo inapropiado las regañinas eran frecuentes y de alta intensidad y te viste en la necesidad de controlar muy mucho lo que hacías o decías para evitar detonar la reacción negativa de esa persona, este es un ejemplo pero puede ser por otras razones. Si de niñ@ te viste en la necesidad de tratar de controlar lo que iba a pasar, se instaura un patrón de necesidad de control y esa necesidad te acompaña en la edad adulta). Así que no te apuntas a nada porque no puedes controlar a la gente que vas a conocer o lo que va a pasar ahí, o por si la actividad al final es aburridísima y no te gusta o por si no encuentras donde aparcar. O si te vas de viaje tienes la necesidad de controlar hasta el más mínimo detalle y como al final supone tanto esfuerzo desistes de hacer el viaje. Sabes qué, de todas las catástrofes que podamos imaginar lo más seguro es que no ocurra ninguna, la mayoría de cosas pasan en nuestra mente anticipatoria y nada más. Cuantas veces has imaginado que va a pasar algo malo y al final no pasa, y si fuera así lo único que tienes que pensar es qué harías si eso ocurre, seguro que si pasase algo lo podrías manejar.
Te propongo otra pregunta:
¿Alguno de estos bloqueos te resultan conocidos? Quizás no tengas estos, pero sí notas que hay cosas que te echan para atrás cuando te apetece hacer algo nuevo, pues sabes qué, que no importa, hazlo igual porque vas a ganar más de lo que podrías perder. Si quieres que te ayude a identificar algunos de tus bloqueos y a superarlos ya sabes que puedes solicitarme alguna sesión para probar. De todas maneras te voy a dejar algunas preguntas más para que explores cosas que te interesan y que pueden convertirse en tus nuevas fuentes de felicidad.
Estas preguntas son para ayudarte a encontrar actividades que te podrían interesar, no implica que cambies de trabajo o que inicies una nueva profesión. Si una de tus “otras profesiones posibles” es la de paisajista, quizás te interese comprar plantas y redecorar tu jardín o ir a un curso de poda de bonsáis. Son simplemente opciones de búsqueda así que investiga sin miedo.
De nuevo, si lo que escribo te aporta y quieres identificar alguna de las cosas que te están bloqueando e impidiendo tener una vida más feliz, ya sabes que puedes solicitar hacer alguna sesión conmigo. Puedes contactar conmigo a través del correo electrónico o de un mensaje directo a mi Instagram.
E.mail: lauratrujillo.info@gmail.com
Perfil de instagram: @herramientas_autoconocimiento