CONVIÉRTETE EN UNA EXPLORADORA DE TI MISMA

Tu principal baza para cambiar tu vida eres tu mism@, básicamente porque no puedes cambiar a los demás. Piénsalo de esta manera, si el que tu vida cambie depende de que otra persona haga lo que tú quieres, o de que el universo se acuerde de ti y ponga en tu camino lo que deseas, lo que quieres puede tardar mucho en llegar o incluso no llegar nunca.

Si te planteas que en tus manos está la responsabilidad y el poder del cambio, empiezas a buscar la manera de transformar tu vida en algo que te guste más. ¿Pero cómo empezar? ¿Cómo empezar a detectar qué es lo que necesitaría cambiar?

Pues lo primero que podemos hacer es bajar la velocidad de nuestra vida y de nuestros pensamientos y empezar a observarnos. Tienes que convertirte en algo así como en una exploradora de ti misma, observarte como un investigador/a mira y analiza su objeto de estudio. O si lo prefieres mirarte como quien observa una obra de arte de esas que hay que mirar más profundamente para encontrar su significado oculto o para encontrar esos pequeños detalles que no son perceptibles a primera vista.

Tenemos que empezar a mirarnos desde fuera, como si estuviésemos observando el comportamiento o los pensamientos de otra persona. Se trata de empezar a mirar lo que hacemos, cuando lo hacemos y para qué lo hacemos, sobre todo en aquellas áreas de nuestra vida en las que tenemos dificultades. Por ejemplo, si sientes que siempre tratas de agradar a los demás, pregúntate ¿cuándo tengo esta conducta? ¿qué es exactamente lo que hago? y lo más importante ¿para qué lo hago?.

El “para qué” de algo es la motivación última por la que hacemos las cosas, lo que esperamos obtener, lo que esperamos sentir cuando hacemos algo. Por ejemplo quizás yo quiero estudiar economía para lograr un gran puesto en un banco, para sentirme importante o porque mis padres también estudiaron economía. En ese caso lograremos éxito, estatus o aprobación de los demás, pero quizás no obtengamos felicidad si nuestros verdaderos intereses caminan por otro lado.

¿Para qué hacemos las cosas? ¿Para qué quiero un determinado coche? ¿Para qué quiero unas determinadas vacaciones en un sitio concreto? Lo hago porque es algo que me ha hecho ilusión desde siempre y llevo tiempo deseando hacerlo o lo hago para que los demás lo vean y piensen algo concreto de mí. Lo hago porque si no siento que me quedo por debajo de los demás, que no soy lo suficientemente buen@ ¿para qué lo hago?

Todo nuestro comportamiento está lleno de “para qués” ¿Para qué hago lo que hago? ¿Para qué me comporto como lo hago si luego me hace sentir mal o estar enfadad@? ¿Qué es lo que estoy tratando de conseguir al comportarme de esta manera? Quizás la razón por la que tratas de agradar a los demás es porque dentro de ti crees que si no lo haces no serás aceptad@, o que si discrepas con los demás o no haces lo que te piden te rechazarán. Esos pensamientos necesitan ser identificados para entender para qué haces lo que haces y poder cambiar tu comportamiento si los resultados que obtienes no te hacen feliz.

Te propongo un ejercicio, quiero que observes ese área de tu vida en la que sientes que tienes dificultades o que no va todo lo bien que te gustaría. Quiero que dentro de ese área observes un comportamiento tuyo que no te termina de gustar, que te hace sentir mal o te lleva a situaciones que no te gustan y quiero que te hagas estas tres preguntas para intentar obtener un poco más de claridad: ¿Qué hago? ¿Cuándo lo hago especialmente? ¿Para qué lo hago?

Recuerda, obsérvate con cariño y curiosidad como si fueras una obra de arte maravillosa que estás esculpiendo y necesitas observarla para poder pulir aquellas áreas que no terminan de ser armoniosas, para poder sacar una pieza con todo su potencial.

Mírate con curiosidad, sin juicio, tratando de descubrir cosas que te puedan ayudar. Si partes de la idea de que lo que haces es “lo correcto” y que lo haces porque es lo que hay que hacer, esta actitud no te permitirá mejorar. Cuestiónate a ti mism@, pregúntate ¿para qué hago esto? ¿cuál es la finalidad?  Y sobre todo pregúntate, qué estoy obteniendo con este comportamiento, me está ayudando o en última instancia me hace sentir mal. Antes de iniciar un trabajo de autoconocimiento tod@s pensamos que nos comportamos como debemos comportarnos, como es “correcto” para nosotr@s. Pero cuando inicias un proceso de autoconocimiento te empiezas a dar cuenta de que te comportas como creías que te tenías que comportar, en base al marco mental que manejabas antes de comenzar a conocerte más.

Cómo estos, hay muchos pensamientos y “para qués” dentro de nosotr@s, si quieres que te ayude a ver con más claridad qué haces y para qué lo haces, como siempre te invito a que hagas algunas sesiones de coaching conmigo. Tengo dos propuestas, las “Mentorías” para personas que ya se han trabajo profundamente y solo requieren identificar algún elemento que no están viendo y reimpulsar su proceso de cambio; y “Resintonizar” para las personas que quieran realizar un trabajo más amplio. Si te animas aquí estaré.

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